Yo también creo que es motivo de celebración, sobre todo si soy yo el que pasa todos los días por delante y sólo ha entrado una vez en este café tan genial. Afortunadamente para mí y para la mitad de Dublín pudimos disfrutar de los festejos preparados para el 27 de noviembre de 2007.
¿En qué consistían? Lo primero, café gratis todo el día.
Para mí ya era demasiado, no podía pedir más. Tomé un “delicioso” (ya que aquí lo de la calidad del café es relativa) capuchino para el desayuno, y por la tarde un “magnífico” mocca.
Pero no sólo fue café gratis durante más de doce horas, por la tarde había una banda tocando en la calle y otra en el interior, tramoyistas (si esta palabra se refiere a los que juegan con fuego y esas cosas) y también una pareja bailando salsa.
Aunque lo mejor de todo fue sin duda alguna cuando aparecieron unas chicas con unas enormes bandejas ofreciendo pizza recién hecha.
¿No es el paraíso?
Cabe mencionar que los irlandeses tendrán muchos defectos pero me sorprendió ver como cogían el café gratis y seguían su camino. Probablemente en España media ciudad se habría quedado dentro del café hasta acabar las existencias. De hecho la cola para coger el café nunca salía del local.
El mejor día de mi vida dublinesa.
Aaaahhhh… (Homer Simpson)