En Dublín a parte de un montón de cerveza lo que puedes encontrar en cada esquina es una persona pidiendo, un “homeless”. Algunos directamente se sientan a pedir en una cabina, otros en los cajeros automáticos, pero otros, si tienes suerte te deleitan tocando un instrumento.
Éste es el caso de “El hombre de la guitarra”. Yo ya le había conocido una noche tocando en el temple bar, en la calle, y disfrutamos de su pequeño concierto tomando un helado, el cual fue contrarrestado más adelante con un magnífico whisky, irlandés claro. Cuando yo pensaba que no le iba a volver a ver, me lo encuentro en plena Grafton Street, una calle peatonal esencial en esta ciudad.
Nadie se puede hacer a la idea de la magia que tiene este hombre en sus manos. Cuando pasas a su lado te quedas hipnotizado con el movimiento de sus dedos sobre esa vieja y desgastada guitarra que lleva a todos los lados. Si tienes suerte es posible que puedas ver el siguiente video, si no, pidemelo.
Es increíble como una persona con tanto talento puede estar en la calle rogando por que alguien le eche una moneda. Afortunadamente para él la gente reconoce su esfuerzo y no solo lo rodea mostrándole su admiración sino que incluso dejan caer un poco de dinero de sus bolsillos. Desafortunadamente para él también, siempre hay unos imbéciles que le echan monedas de otro país que él nunca podrá cambiar por euros.
Si alguna vez vais a Dublín, visitad todos los monumentos que podáis pero no dejéis de buscar a este mago de la guitarra. Y tampoco a su alter ego. Un anciano que toca también en la misma calle, vestido de indio americano, o cowboy (decidid vosotros) y que parece que se ha tragado una caja de chinchetas ya que es terrible cantando.
Eso sí, con ambos disfrutaréis.
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